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miércoles, 18 de mayo de 2011

Cuerpo Estable

Critica a la obra “Territorio Inestable” de Pilar Von Hummel
Por Pamela Lagos
La obra de danza Contemporánea  “Territorio Inestable” se presentó en el Centro Creación Coreográfica Matta Oriente, desde el 1 al 24 de Abril de este año, gracias a la adjudicación del financiamiento del Fondart 2010. Es un montaje de creación colectiva con la dirección general de Pilar Von Hummel, quien estudió en Nueva York en la Escuela de Danza Merce Cunningham, obteniendo los honores Merce Cunningham Scholarship 1997 y 1998.
En el montaje se asume la propuesta de un nuevo espacio, una tarima móvil donde ocurre la intervención de 5 cuerpos en estado cotidiano y de danza, quienes realizan un discurso corporal de relaciones donde se juntan tanto los bailarines Gonzalo Beltrán, Amelia Ibáñez, Pilar Von Hummel, como el músico Miguel Torreblanca y la vestuarista Francisca Von Hummel.

Sobre este espacio habitan los cuerpos. En un comienzo es muy interesante la simpleza de sus movimientos al utilizar sólo caminatas pero, en el transcurso de la obra, no alcanzan a profundizar en el lenguaje del cuerpo con esta estructura. Sus cuerpos se ven demasiado estables, física y emocionalmente, para lo que la obra plantea: un territorio inestable, propio del lugar y país en el que estamos insertos. En definitiva, no se logra aprovechar las posibilidades que sobre esta estructura podrían desarrollarse.
En medio de la obra aparece un nuevo elemento escénico que genera un conflicto: un pájaro de mimbre de aproximadamente un metro de largo, muy dúctil y etéreo,  sostenido por una grúa en un principio y después tomado por uno de los intérpretes. Esta imagen, muy potente y foco de toda la obra de aquí en adelante, nos deja interpretar el simbolismo de la imagen onírica, teniendo en cuenta que el pájaro alude siempre a nuestros deseos de libertad, de alzarnos por encima de circunstancias adversas, reveladora de un carácter luchador y de un espíritu libre y valiente. La kinética de los intérpretes al contener el pájaro en sus cuerpos es de imitar sus movimientos. Comienza a ocurrir la competencia entres lo pares para obtenerlo, siendo líderes cuando lo logran. Esto nos deja entrever un reflejo de nuestra sociedad, una competitividad constante con un otro, donde la utopía de la libertad es disfrazada por el poder. En estas acciones se deja totalmente de lado la estructura móvil sobre la que están bailando y entonces podemos cuestionarnos si realmente la obra podría desarrollarse sobre un territorio plano, convencional, ya que el ser móvil no altera el orden societario que se nos plantea en la obra.
Es interesante la expectativa que genera que la vestuarista esté en escena cosiendo los abrigos por 30 minutos, pero cuando los intérpretes utilizan este recurso, la imagen de abrigos cosidos en serie dura menos de un minuto, lo que hace innecesaria e inconsistente su participación.
Por lo general se genera una dramaturgia muy borrosa en la obra, porque no hay claridad del por qué y para qué tenemos una coreografía sobre un territorio móvil cuya inestabilidad no se plantea en absoluto en los cuerpos de los intérpretes, donde las escenas son muy ambiguas y distantes unas de otras, ya que no logran traducirnos el enfoque de la propuesta.
Las directrices de lenguaje e interpretación también están confusas. Vemos a un Gonzalo Beltrán moviéndose de la misma manera como en Loop 3 y otros proyectos, y a las bailarinas Amelia Ibáñez y Pilar Von Hummel utilizando el mismo lenguaje técnico de sus academias, un contact aprendido que no se coloca al servicio o planteamiento de la obra. No se realiza una investigación profunda de sus cuerpos con lo que les sucede al ocupar una estructura móvil, donde la inestabilidad permite la ejecución y estudio del peso, caída, juego de inestabilidad y estabilidad, cambio de cualidades kinéticas y expresivas, cambio de velocidades que implican utilizar el riesgo como posibilidades que les ofrece este territorio inestable.
La música de Miguel Torreblanca y la iluminación diseñada por Rodrigo Ruiz y ejecutada por Nicolás Jofré, sólo cumplen un acompañamiento funcional dentro de la obra, no realizan un aporte significativo para generar atmósferas.
La arquitectura realizada por Diego Elton, la estructura móvil que permite un juego de sube y baja del piso, aunque tremendamente interesante y novedosa en el ámbito de la danza, se desaprovecha durante los 45 minutos de la obra por la falta de investigación y desarrollo de parte de los intérpretes con la estructura, por lo que pierde interés y praxis el nombre de “Territorio Inestable”.

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